diegopeiretti

Son las dos de la mañana...

Son las dos de la mañana…  Todavía falta mucho para que el sol toque  mi puerta. La pluma en mi mano, el papel se revela, me rechaza… quiero escribir aquel sueño que tuvimos, pero aun no puedo… me rechaza…Vos con tu Harley recorriendo las ciudades, yo siguiéndote como siempre… enamorado… Vos deteniéndote en los bares y en los pueblos… yo deseándote en mis brazos, en mi almohada… Vos fumando hierbas celestiales, riéndote, yo sin quitar mis ojos de tu boca y de tus labios… Vos con tu jeans gastados y tu blusa, yo con mi mente entre  tus senos turgentes y tu mirada..

Si pudiera escribir nuestros sueños de mañanas y de locos indecentes… tendría que borrarlos nuevamente…

Donde estas amor que yo te busco, te busco entre la gente, en mis caminos, en mis desiertos… Te fuiste, te marchaste, me dejaste con este amor  que no se muere…

Ya pasaron tantos años, yo ya viejo y esperando… Que será de ti… ¿estarás riendo todavía, seguirás con tu blusa y tus jeans gastados? Quisiera buscarte por las noches, en algún bar, en algún pueblo… Un día prometimos ser amigos hasta la muerte, yo quería morir contigo… Recuerdo cuando me besaste y tus ojos se sellaron con los míos… Aún siento tu dulce sabor a miel entre mis labios…

Son casi las cuatro de la mañana… el sol aún tarda en tocar mi puerta…

Éramos dos pequeños aquel día, hoy ya soy un viejo que se apaga… Alguien me dijo que te vio hace algunos años, de la mano con un extraño y dos pequeños a tu lado… Yo no supe si creerle, quizás por miedo no se… hoy me gustaría encontrarte aunque no pueda acercarme.  Te miraría de lejos…  aunque me moriría por abrazarte..

Son las seis de la mañana y pronto el sol llegará a mi puerta… el papel sigue entre mis manos… Un día me preguntaste si te amaba, yo tuve miedo de decirte, quizás por no querer perderte.. Ahora te diría que no amé a nadie como a vos, eras mi vida y mi corazón… que hoy ya late más despacio… Por los años… por la muerte que me llega…

Son las diez de la mañana… Con la luz del sol tocan mi puerta… Son dos niños con una carta, me la entregan y se marchan… Con mis manos ya cansadas la acerco a mis ojos, una hoja escrita a mano, desprolija y gastada…
Miro quien la firma y mi pecho se inflama, se emociona, no puedo retener mis lagrimas.. Leo su nombre, adivino sus palabras… es ella, la dueña de mis sueños y mi alma…
Leo aquella carta, con el último suspiro que me queda, que se escapa… Con su letra ya cansada imagino su voz y leo  lo que me dicen sus palabras:

Son las dos de la mañana……