benchy43

OCURRE QUE YO ESCRIBO

Ocurre que yo escribo
con la simpleza del niño
que juega en la playa con la arena
y construye un castillo con princesas
y balcón orlado de violetas,
con senderos que se pierden  en los bosques
y bosques habitados por los duendes;
donde hay suspiros vestidos de colores
y brisas que rezongan a su falda.
Y asimismo le escribo con modestia
a la dulce calandria que me trina
y mira desde lo alto de las ramas
del nogal empobrecido de un invierno,
esperando la nueva primavera
que venga a renacer entre las rosas.
Y ocurre que también le escribo
a la timidez  del pibe que yo he sido
y a los pantalones rotos que llevaba
(ahora me encanta reflejarme
en las tiernas risitas de mis nietos).
Y se llenan mis páginas de lagos
montañas, ríos y hasta mares…
mares lejanos de espumas que no veo
y que besan frías playas que ella pisa.
Se llenan mis escritos con las sierras
en esta llanura de trigales encendidos
y así, sin moverme de mi asiento,
recorro los confines de la tierra.
Pero sucede que yo hubiese querido
escribir como lo hizo Benedetti
-y quién no, podrán decirme-
para hacer que “ su sonrisa
(si todavía existe)
se vuelva al instante un arco iris”
o también (por qué no), como Neruda
y “me miren con sus ojos las estrellas más grandes,
y como yo la amo, los pinos en el viento,
quieran cantar su nombre con sus hojas de alambre”
 

 

Entonces, doctor… para qué tanto!
Busque usted un remedio para mi cansancio,
algo que patee el stress para adelante
y déjeme seguir así, escribiendo,
con la simpleza del niño y su castillo
y  posar en los labios de mi amor de ensueño,
otro poema que se parezca a un beso.


Derechos reservados por Ruben Maldonado.
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IMAGEN: Río Limay, Provincia del Neuquén, Patagonia Argentina.