Un borracho impertinente
llegó gritando a su mujer,
aquí me tienes en cuerpo presente
ya terminé por fin de beber.
Tú y que me estabas llamando
me dijeron que con mucha urgencia,
habla que estoy esperando
no me hagas que pierda la paciencia.
Por la comida no estoy preocupado,
no tienes nada que reclamar,
ayer tarde fui al mercado
y te hice la compra semanal.
De los hijos yo me olvido
y no por mal padre, precisamente,
ya que ni el primero nos ha nacido
a pesar de los intentos tan frecuentes.
Dime, a ver, ¿Qué quieres de mí?
¿Por qué insististe en que viniera?
Y ella respondió: Hip, hip
para que me des un trago de tu botella.
Y los dos salieron abrazados
caminando por toda la cuadra…
Ella con el vestido destrozado
y él, con el pantalón hecho falda.
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