Dejo que la noche se cuele por la ventana
que llegue corriendo hasta la almohada
que la vista se apague al tocar el cielo
de mis sueños que divagan en el camino
sendero cubierto de escarcha crujiente
en silencio trastoca la mente demente
de este ser corriente que fielmente
derrama y vierte sus días en el camino
zurcido de sueños donde estruja el destino.
En el lago del alma viajera
donde se clava la ausencia
en el recuerdo de la inocencia
que crece al destello de la exigencia
que transcurre el rayo en luminiscencia
en cuántica de tiempo en la conciencia.
Viaje de tiempo en silencio
recurrencia inerte de espacio
entre presente y pasado
swivels de tiempo paralelo
decreciente arena en minuto
péndulo detenido en el segundo.
De pronto se aleja la consistencia
donde queda atrapada la inocencia
entre tiempos sin transigencia
coagulando sueños dando consistencia
donde viaja esta despierta esencia.