a María Eugenia Quintero
Un galán de ensüeños en la popa
del barco imaginario de María:
un galán que a lo lejos se sentía
y tan de cerca al disponer la copa.
Un galán para el brindis; no de Europa
del África, del Asia u Oceanía;
un galán convertido en fantasía
en horas de reposo, y en la sopa.
Un galán que de versos escribía,
escribirá y que en su interior arropa
ser soñador galán de viento en popa.
Un galán como aquel no existiría
si no fuese María con su copa,
pues de él entonces ni señal habría.