LUNA LLENA
Espejo del Edén, tea encendida,
¡Oh! bella musa de virginal sonrisa,
rosa fúlgida de nocturnal otoño
burbuja solitaria, mágica lumbre.
Vas remando en tu balsa reluciente
de confín en confín el firmamento,
entre coquetas nubes vagabundas
y entre guiños de místicos luceros.
En tu lenta huída hacia el oeste
vas pintando plateadas las montañas
y los mares con sus danzantes olas
jubilosos alaban tu grandeza.
Dibujada en tu rostro está la imagen
de la Virgen Bendita, Madre Santa
con el niño durmiendo en su regazo
y su copo de nieve blanca y pura.
Esta noche yo vi por mi ventana
dos lágrimas correr por tus mejillas
y escuché como suaves melodías
exhalar tu tristeza en un suspiro.
¿Eres tú la que llora allá en el cielo?
o es mi sensible corazón herido
que sangra de dolor y languidece
por la nostalgia que me taladra el alma.
Al evocar la noche silenciosa
que por última vez besé sus labios
y la miré partir entre sollozos
una noche como ésta en luna llena.
José Eugenio Sánchez Bacilio