La blanca espuma abraza la playa,
donde el mar, con sus olas, viene a morir,
a pesar de su sino, el mar no desmaya,
y llegar a la playa tiene que insistir.
Un poco más adentro, el mar se soslaya,
amando a la arena, donde tiene que ir,
sabiendo que muere si llega a la playa,
mas su amor sobrepasa y lo hace insistir.
"¡Oh dulce playa! Cómo lo lamento,
que en tu tranquila arena,
yo, poderoso, tenga que morir":
Quejase el mar bravío, con todo sentimiento,
y la silente playa, oyendo su pena,
abraza la espuma, y su amor lo hace sentir.