Geovani

Aquél crepúsculo, bello amanecer.

 

El viento mueve las ramas del olivo,

con ímpetu nos marca nuestro destino,

me tienes por tu belleza poseído,

nuestro amor se salva del frío olvido.

 

Palabras románticas digo en tu oído,

un amor fugaz en eterno se ha convertido,

deleite que cada día y noche hemos vivido,

ilusiones que en nuestra alma hemos sentido.

 

Escucho tu deliciosa voz y sonrío,

se unen al unisono tu corazón y el mío,

sobre nosotros vuelan las mariposas,

una en tu cabello suavemente se posa,

resalta tu belleza, te hace ver más hermosa.

 

Llega a nosotros atraída por el matinal rocío,

ilusión de última hora del estío,

pétalos de las rosas caídos por el frío,

otoño de un atardecer sombrío.

 

Vienen a nosotros las nubes lejanas,

llegan con la lluvia, caerá en el atardecer o en la mañana,

la luna ahora plácidamente duerme,

mientras mis besos no dejas de responderme.

 

“Tu aroma me lo trajo el viento repentinamente, esa mañana que te vi a mi lado por primera vez, besos que nos damos, el amor nos llena de placer, mientras vemos la corriente correr, a la orilla del río, bajo el crepúsculo de aquél bello amanecer.”