En un momento me miras, te miro,
en un instante me besas, te beso.
Suave candor de dulce embeleso,
tu fiel regazo causa un suspiro.
En tu belleza siempre me inspiro,
es tu nobleza a la que profeso;
nada se oculta, todo confieso,
sea así siempre hasta mi retiro.
De tu embestida jamas reviro
de tus caricias siempre estoy preso
ellas me nutren y salgo ileso.
Ellas me abrazan: me dan un giro
de esos tus labios: flor de cerezo,
surge el encanto que mas admiro.