Unas monedas y al amor comprado
no habrá manera de poder tenerlo
ni con lo mucho cuando, al ofrecerlo,
se hiciere todo como nada a un lado.
Unas monedas y en su nuevo estado
de amor ajeno pues, ¡habrá que verlo!;
quien hoy se diga, feliz, poseerlo
verálo ser como favor negado.
Unas monedas, en fin, al volverlo
al buen amor como descarrïado,
inverso y no al alcance han de ponerlo.
Unas monedas para el bien amado
a cuenta de ambición quizá perderlo
y no encontrarlo por ninguno lado.