Creo en la magia que irradia tu belleza,
en el perfume de tu piel dorada,
en el beso de luz de tu mirada,
y en tu cálido aliento hecho promesa.
Creo en mi fantasía, hecha certeza,
si el sol de tu sonrisa iluminada,
haciéndose estallido y llamarada,
me envuelve el corazón, con su tibieza.
Creo que es un ocaso cada ausencia,
y un nuevo amanecer cada regreso;
que se me muere el alma sin tus besos,
que no se respirar sin tu presencia.
Creo que eres mi Divina Providencia,
estrella, gloria y Flor de mi embeleso.