A tus ojos, perpetuos de
mi amor impregnado
a tu plena sonrisa
a la miel de tu tacto.
Al torrente ondulado
de tus negros cabellos
a tu vientre mojado
a tus labios perfectos.
A tus pies de princesa
al calor de tus senos
a tus manos inquietas
a tu rostro sereno.
Y a la luz de tu aura
que cobija tu entorno
y a tus muslos torneados
y a tus frágiles hombros.