No se que sera de mi cuando te vea por el parabrisas,
viendote mirandome con la cara de la que fue mi niña,
el tiempo se paraba y, lentamente nos permitía,
despedirnos con un hasta siempre en una mañana fría.
Esos besos de hierbabuena, inolvidables, hasta ese día,
yo seguiré teniendo presentes esos labios de suave cera,
ese dia en los que esos kilómetros de carretera,
solo serán pañuelos en los que caerán aquellas lágrimas mías.
Recuerdo hace tiempo, cuando era pequeño,
"¡el amor no existe!", decía yo con cierta benevolencia,
diez años ha necesitado mi ansiado y cansado cuerpo,
para sufrir, de ese amor inexistente, su dura ausencia.
Aún quedan días para esa escena tan triste y seca,
pero sí que se que cuando llegue nunca lo voy a olvidar,
y así, los años y décadas, lentamente pasarán,
hasta el día que mi cuerpo llazca muerto, bajo tierra.
No quiero esa escena y no sé que ocurrirá de verdad en ella,
pero sigo sabiendo que mi amor sufrirá un golpe bajo,
porque el caballero Don Amor impondrá un potente tajo,
a mi alma enamorada, justo por encima de su cadera.
Mis versos y el tiempo corren rápidos hacia ella,
pero quiero que este amor acabe clavado, cual bandera,
que cuando yo regrese cansado y triste y la vea,
siga con vida y alma para poder marchar a otra tierra.