Jesús Lantigua

AMOR MAÑANERO

 

   

Te ofrezco amor mañanero

  casi un proscrito poema,

anhelante, otro morfema

inconcluso, sonajero.

Te ofrezco este nuevo fuero

para nuestra absolución,

una explícita intención,

la inocencia del clavel,

ese arrebato en la piel,

resol de besos, pasión.

II

Ante la aurora que brota

te ofrezco amor mañanero

un conjuro valedero,

una sensación ignota.

Yo te ofrezco una devota

y soñolienta sonrisa;

desabotonar de prisa,

en mística adoración

de la carne, la ocasión

para respirar tu brisa.

III

Mi bogar hasta la orilla

el bote, su embarcadero;

te ofrezco, amor mañanero,

esta quimera sencilla.

Te ofrezco vieja, amarilla

cartulina de mis años,

mi vida en muchos peldaños,

el santoral de mi abuela;

un ave triste que vuela

entre barrotes extraños.

IV

La turquesa del velero

que mueve la fantasía,

redoble de poesía

te ofrezco amor mañanero.

El estante, aquel sendero,

el rosicler del paisaje.

Te ofrezco sutil encaje

de romerillos preñados,

vástagos ilusionados

por su amarillo linaje.

V

Te ofrezco vital esmero

de tradiciones y espacio,

tu nombre, dicho despacio,

al confesar que te quiero.

Te ofrezco amor mañanero

mi terquedad, mis sentidas

canciones; esas perdidas

ansias de seguir amando.

Las vidas que voy dejando

y todas las nuevas vidas.

VI

  Te ofrezco la intimidad,

espuria sed del pudor,

voluptuosa acción de amor

que extingue la poquedad.

En la sábana, deidad,

te ofrezco amor mañanero.

Prometo, te soy sincero,

otras mañanas sin prisa,

un sacudir de la brisa,

la suerte del desespero.

 VII

 Prometo inmortalizar,

expurgar tu lejanía,

sentir que vivir un día

provoca también retar.

Nunca dejarte de amar,

ser simiente, tu granero.

Te ofrezco amor mañanero,

mis ojos, para tus ojos,

la boca por los sonrojos,

mi enero, para tu enero.

VIII

Te ofrezco fugaz congoja

en una rosa tronchada,

espira roja colmada

por un vigor que deshoja.

Una ansiedad que despoja

a los brazos del rosal.

Y en el sueño matinal,

te ofrezco amor mañanero,

mis recuerdos de soltero

en mi estado marital.

IX

Te ofrezco con mi guitarra

la balada que no existe,

la noche que se resiste

en una triste cigarra.

Correr sin aquella amarra,

volver de nuevo, volver.

El viento suave al mecer

su despertar de febrero;

te ofrezco amor mañanero

el placer de poseer.

X

¿Y qué más he de ofrecerte? 

¿Qué más ofrecer querida?

Hacerte extensa la vida

sin que te lleve la muerte;

desearnos mejor suerte

sin que importe el vil dinero. 

Y por ese tesorero 

 corazón que sufre y ama, 

al abrazarte en mi cama, 

te ofrezco amor mañanero.