ANEUDIS PEREZ

EL FIRMAMENTO… ERES TÚ

EL FIRMAMENTO… ERES TÚ

 

Las nubes siempre me acompañan

y el cielo de mí no se olvida,

las estrellas siempre me escuchan

cuando declamo mi vida,

La luna es mi fiel amada y la brisa me acaricia/

me tengo que portar bien, si quiero ganar primicias.

 

La noche me da su abrigo y el día me da su calor,

no quiero ya mas amigos, si ya tengo un nuevo amor/

tengo el silencio del viento y el suspiro de la soledad,

siempre vivo delirando cuando contemplo la mar.

 

Que lindo es andar nadando, volando azul por las nubes.

y luego seguir remando en la barca que nos sube/

amar la naturaleza, ir viviendo del soñar,

tomar al cielo por sorpresa y por esposa la mar.

 

Despedirse de la brisa/ dándole un beso en la boca

 y seguir con las mareas/ a ver si a otro le toca/

seguir oyendo el sonido del soplo de la tormenta,

imitarse otro gemido a ver si alguien despierta,

y si despierta el silencio, escuchar su canto alegre,

¡A ver que dice la luna, a ver si no tiene fiebre!

 

Y culparte amado sol por contagiar a la luna,

por enfermarla de amor y por mecerla en su cuna/

Elogiarte amigo Cristo, elogiarte por tus obras,

porque tú le diste albergue a alguien que estaba de sobra.

 

Albergaste las estrellas en tu cielo blanquecino,

luego pusiste las nubes/ para sentirte divino,

para posar con tu espíritu, para posar con tu alma

y luego rectificar, si el corazón esta en calma.

 

Le pediste una flor al jardinero,

le obsequiaste una rosa a la brisa,

y en tu rostro de niño reluciente…

dibujaste alegre una sonrisa.

 

Y la noche pregunto por el día y le contesto la mar,

¡Yo sé que lo sabía… que iba a preguntar!

 

Todo se ve tan hermoso, que pienso en el firmamento

 y viéndolo a él tan lindo/ pienso que te llevo dentro,

aunque me quedo en silencio y suspiro por estar…

Junto pronto al lado tuyo/ para poderte abrazar.

 

Creo que eres la luna y que brillas como el sol,

creo que eres esa estrella/ que me alumbra el corazón.

Yo soy la nube viajera que va azulosa en tu risa

y voy nadando en tu mar, arrastrado por la brisa.

 

Tu la noche de mis días, mi amanecer, mi lumbrera.

Te espero en el firmamento

¡Mesías de Galilea!

 

 

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