Mi mano áspera de hombre
acarició con ternura la pequeña curvatura de su cintura,
sentí como se estremeció su cuerpo de ángel
ante las caricias que le obsequiaba mi avivada pasión,
vi emerger de sus blancas mejillas un suave rubor
que me llenó la vida de hechizos,
sentí en su mirada inquieta la intima anuencia de la primicia
y entre el jardín florido de mi amor el capullo de su edad
afloraba con prisa,
un silencio de besos estremeció la noche
y entre mis brazos y con el consentimiento de noche
me ofrendaste la joya mas apreciada de tu hermoso cuerpo,
hoy amaneces con nueva vida, amada mía,
porque desde hoy serás
mi amante, mi confidente y mi eterna amiga .