Un escondite para lo que siento,
para el amor inmenso que te tengo;
mientras voy, mientras quedo, mientras vengo
un escondite para el sentimiento.
Un murallón contra marea y viento
en alredor del amor que sostengo
fijo en el alma; y que también retengo
sin tregua alguna entro del pensamiento.
Un escondrijo como valimiento
para en amándote por tiempo luengo,
jamás ser víctima del descontento.
Un corazón en fin; que si lo tengo
es para darle al amor que sustento
valor y amparo sin esfuerzo rengo.
Elmer Cortez