Tenían un sueño dorado
llamado vivir con ella,
tenían un sueño dorado:
un paraíso sobre la tierra.
Ambos caminaban separados
por eternas paralelas,
uno se dormía soñando enamorado,
el otro enamorado imaginando violencia,
eran tan iguales y sin embargo los dos lados,
las dos caras de la misma moneda.
Hasta ese día jamás habían hablado
ninguno sabía de su otra existencia,
ella los había convocado
por única vez sentirían su presencia,
uno iba como siempre a su trabajo,
el otro acababa de estacionar su furgoneta,
nerviosos se mordían los labios
temprano, la calle casi desierta,
nunca sabrían que motivos los habían llevado
a compartir ese instante de locura en cámara lenta,
explosión, la moneda al aire salió volando
pero jamás cayó a tierra,
estallaron como cristales ambos sueños dorados,
murió el amor y murió la guerra
desangrados ninguno la había ganado
sola quedó en el bar esperando ella.