Miles de acuarelas distintas
con colores de agua, fragua
la vida, y el destino nos pinta
sus dibujos con ocultas tintas
y de vez en cuando las hadas
nos dan sus mágicas cintas
de repente me metí por sorpresa
en un intenso dialogo secreto
que acaloradamente indiscreto
entre vetos, intensamente apresa
al alma en el temor y en su parapeto
repleto de traviesas
mas que dilucidar echaba pestes
e introspectivo y distante, al instante
me desposo de lo que amargamente
me acuciaba de forma constante
en el interior con conflictos beligerantes
dementes y alucinantes
las injurias son dardos que lanzan
y deben de ser rechazados
con la serenidad y la templanza
de la conciencia que se afianza
en la fortaleza que ha edificado
con la constancia del bien obrado
los hechos no aceptados te enfangan
y obturan el divino y sexto sentido
es decir, esa intuición que no engaña
que de golpe, llega como una extraña
y lo que te parece un desatino
es un atino que a ti te apaña
diligentemente los vehementes
con disparates se hacen gigantes
a que no seas con ellos consecuentes
no siendo que de ti espanten
la paz interior, que es un diamante
evidentemente brillante
en el yunque el acero es forjado
y al rojo vivo y a golpes es formada
la espada que se ha martilleado
y que en el agua ha de ser templada
con maestría y paciencia, afilada
y a la cintura envainada
sea desenfundada al ser atacados
serena y tajante con un filo acerado
la verdadera elocuencia es cortante
y al contrincante lo deja parado
y asombrado le cambia el semblante
herido, queda cazado
y en una posición denigrante
como es inútil que se atacado
aquello que ha sido matado
envaina tu espada con talante
que el regodeo
solo al necio le es gratificante