Me entregué a ti, ¡Sensual noche!, y a tu oculta viña, A tu profunda dicotomía cósmica. Como la que tiene el albaricoque, En su semilla dura y rugosa. Anduve merodeando tu pecho, Tu contornada cintura magia. Remonté tus caderas de azul marino, ¡Hicimos el amor vestidos de estrellas! De tus racimos tome la uva prohibida, Las que explota en los labios. Y derrama su jugosa esencia purpurea, En las comisuras de la boca. Noche de perfumadas espesuras, De encantos delirantes y misteriosos. Después de este periplo noctambulo de mi alma, Abrázame con tus velos y hazme dormir.