Deja que aquella gota
Se deslice por la piel,
Deja que llegue a los labios,
Y que con sutileza deje su sabor
En una nota,
Ha de naufragar en la piel del triste,
Hundiendo su navío en la brecha
De los labios,
Y con su dolor donde nace su despiste,
Se ha de desviar de su camino a aquellos labios
Que con tanto dolor profanado,
Ha demostrado ante su más ser amado,
Y deja que otra gota de mar salada,
Nostálgica y empedernida,
Deambule abismada por los ojos
Nublados de la sufrida,
Dejaré que aquella otra gota
Dance grácil y sufrida por la piel,
Que abrumada buscará el sabor de
La razón de su caída en la salada nota,
Y ahí, al llegar a su destino,
Encontrará aquél navío hundido
Por la pena,
Que con su dolor abatido ante tal pérdida,
Se dejará llevar por el caudal de aquellos labios.
Por: Lucy Giraldo