Abrevia el paso, corcel, que
se está acerca el día y no
puedo llegar con la luna
escondida, baya a ser que mi
amada descubra esta herida
que se oculta profunda aquí,
en el alma mía.
Aprovecha el silencio y el
claro de la noche y galopa,
cuan flecha, apuñalando al
viento; sin reducir tu
marcha, sin vencerte
lamentos.
Arre, arre corcel, apresura
tu marcha; no ves que sale el
sol y sepulta a la luna entre
las caracolas de las dudas
haciendo aclaraciones
importunas.
Dobla el paso corcel, da
tres saltos en uno, atiza el
caminar y al relincho hazle
olvido; al rancho he de
llegar antes que se haya ido
quien me deja la flor de su
noche en mi nido.
PABEDIZ…