MARÍA DEL MAR

A JOSÉ GARCÍA CRUZ

 

Debatirse entre lo imposible

y el imposible olvido;

preguntando incesante

los porqués al alma.

No estirar la cuerda

más de lo preciso

ni dejar de anudar

los extremos imprecisos

de la barca donde navegan

los sentimientos heridos.

Debatirse entre lo imposible

y el imposible olvido...

Aún hallando las respuestas

que te aniquilan la calma...

 

Y que al ayer le manden rosas,

y al mañana los ungüentos

de curar desgarradas almas;

que tengo al estúpido presente

embutido en una mortaja.

 

Al pasado no tocadle,

porque alimentó mi infancia,

que al futuro yo he de darle una coraza

donde guardar los recuerdos,

que este presente hoy empaña

de lágrimas mis ojos

y de amargura mi alma...

 

En la cumbre de la noche

te fuiste a bailar con las estrellas.

Dinos, qué te dieron

que la tierra no te diera...

Nos has dejado el alma

en mitad de un bolero,

con una mano en la espalda

y un pie camino del cielo.

 

Te quise y te quiero, tío Pepe, porque fuiste el mejor padre que tuve.