NIÑA DE ENSUEÑO
Poseedora de la tez bruñida,
de hebras de crin/ movidas al oreo,
crespo en la forma, ondina su textura,
color dorado/ sol en fulgureo.
Clara su piel de palidez muy casta,
chiporrosteada de cielo/ de rocío,
con sus mejillas de pureza innata
y de elegancia su perfil divino.
Ojos traslucidos, retina inmóvil/
se intensifica en ellos el matiz/
del arco iris plasmado en las cumbrinas
de un cielo azul teñido a color gris.
En diagonal se traza su nariz
con la finura externa de su piel,
fino el linaje de su adornado cutis,
cual se compara al dorso de un clavel.
Su boca roja, grande, apetitosa/
por do transpira su aliento de flor
y al conjugarse sus labios en un beso,
al mismo tiempo elevan ante Dios.
¡Ay!... de su cuerpo, que es incomparable/
tres dimensiones juntas en su piel,
profundidad, belleza y albedrío,
¡Dicha de aquel, que la pueda tener!
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