Blanca paloma,
simbolo de pulcritud con sentido
y sujetada en su pico,
una rama de olivo,
que guarda protectora,
entre finas y despuntadas hojas,
el reposo del fruto;
el cual desperezado,
guiña un ojo
y luego otro ojo mientras sonrie
esparciendo semillas en las que hay,
eficientes recursos,
suficiente talante
para descomponer la tormenta
y relajar al torbellino
y sacando partido
de la tanta energía contenida en el fruto,
espolvorear a ese resto
de pululantes planetas
con un brio capaz
de inundar todo el mar
e iluminar con el dulzor de golosinas
los espacios donde anida
la palidez soporífera,
porque fueron (rincón tras rincón)
invadidos por pedazos hambrientos de rencor,
con retablos arrugados,
cuales provocan distorsión
y encogidos por la ira
promueven la continuidad del oraculo oscuro,
de la alimaña voraz,
que acomete devorando los pinceles,
anulando el arco iris
y hasta ahogando,
quitándole al mismísimo cielo,
los insustituibles respiros del aire.
Se asienta,
acunada ronronea,
arropada se mece,
la conjunción insondable;
como multiplicación fehaciente,
como cuestión
irresoluble pero incuestionable.
Y con ella
se amansan ruidos,
son acalladas las fieras
¡es tal su amable y ductil verdad!
que penetra en el cuerpo (apaciguándolo),
abduce a las manos (las reinventa),
posibilita, que el golpeo sea...
atender a ese amigo,
el consejo siervo dado al niño,
del anciano el bastón,
y un respaldo que apoyado en la confianza
se labra con firmeza
regalando al hermano.
Pace la paz,
cuidando sus pastos,
pace tranquila,
se lava, acicala y espera,
pues sabe que la marea
tiene caducidad,
conmuta la impronta explosión
con una calma,
que se filtra,
que sorbe la tierra.
Y serena, la paz,
sosegada y serena
puede hacer entera
a la arena menguante
y a la mujer,
cual anduvo a caballo de dos aguas,
por acantilados y arrecifes
y en su pronto de saltar
nado encantada,
fue y sigue siendo
doncella calzada en sirena.
Tan difícil como una renuncia,
harto fácil es subir un peldaño,
cuando la escalera está forjada
en la fragua del amor
y con los suspiros enamorados,
de una aurora extensa y llena
de prodigiosas y longevas,
leyes exactas,
pero aún siendo humanas
equitativas y justas,
que poseen conciencia
y desatienden el mantener intactas creencias,
fes, que son encrucijadas sobrepuestas,
se niegan a sostener
a la altiva torre babilónica,
o alimentar a los becerros de oro,
rechazan sujetar suertes de metal o papel,
solamente quieren, (sin dudarlo)
afirmarse en una conciencia,
que unifica y no quebranta
a la humilde razón que palpita
y desde un inicio anterior a los principios
entusiasmada procrea.
318-omu G.S. (bcn 2011)