amanezco.
Y pierdo el tren mágico que me deja en el medioevo.
Corro por el laberinto.
Te pido lo que no querés tener.
Pero no me querés dar.
anochezco.
Y el plasma de tu risa que horroriza sigue ahí.
Huyo del laberinto.
Te doy lo que no te quiero dar.
Pero es lo que querés tener.