Cuando termines el día
y te acuestes en tu cama,
piensa en mí con alegría
al abrazarte a tu almohada.
Porque tu almohada soy yo,
donde descansan tus sueños,
toda llena de deseos,
que brotan del corazón.
Porque te arrullo y te canto
y te recito mis versos,
todos los que yo te he hecho
y es que son tantos… y tantos.
Yo te cuento mis andares,
todo lo que hago en el día,
si he visitado lugares
o publico poesías.
Piensa en mí, pues yo te vivo
piensa en mí, que yo te abrazo,
piensa en mí, que estoy contigo
y con mis besos te callo.
Y no rompas el silencio
pues te habla mi corazón
y mis palabras son besos
y los besos… versos son
y en estrofas de caricias
nos acunamos los dos.
Cierra los ojos y duerme
y llénate de alegría.
La noche será tu puente
entre la tarde y el día.
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