Desde mi avenida polvorienta,
Desorientada por los fugaces trances
Echando a su suerte la enmienda,
Donde el horizonte se afiance.
Donde las nubes inventan cada gota,
Se aparecía por repetidos instantes
Y extraviada una ilusión brota,
Concibiendo un pulso palpitante.
Hundido en un sonido discrepante,
Con incógnitas a la justa medida
Y envueltos en deseos chispeantes,
se involucra casualmente en mi vida.
Elocuentes cruces inesperados,
Surge un dilema incrustado
¿Puede acaso la razón arrancar
lo que sembrado en el corazón ya está?
Es como un niño su ternura,
Me asedia su menuda gentileza
Cuando menos pienso pierdo la cordura
Y me lleva con más alta sutileza
Más ahora llega la aurora,
Y se va junto al sol aparecer
La ternura y pasión que en él desborda,
Ya nada de eso pudo ser.