Llegaste tarde a mi vida,
o fue que llegué temprano yo a la tuya…
Como fuera,
estamos ahora juntos ha' casi veinte.
Ya con las canas se nos ven los años,
y la figura se desborda por el vientre
Aparecen ya algunos achaques,
y las muelas cayéndose van una por una.
Y tú aquí, fiel compañera,
aguardándome paciente.
Los vástagos crecieron y florecen,
aun nos queda en botón la frágil rosa,
que fuera el colofón de mi simiente.
Que fuera el galardón de mi victoria.
Adiós fogosidad de mis cuarenta,
adiós a las noches de lujuria insomne,
Adiós las fantasías y las locuras,
adiós al erotismo, y la tertulia
Vienen: el tiempo del reposo y la mesura,
viene el tiempo de reflexión y de balances,
de saberte aquí y saber por qué, de retenerte.
Es la hora que extraigas de mi lira
el poema que has pedido por años y años
Es la hora porque antes mis pasiones
se despertaban con los desengaños.
Hoy, no tengo que recurrir a los versos
para desahogar en catarsis mis angustias
Hoy puedo cantarte con el amor maduro,
forjado en el crisol de tus encantos.
De tu compañerismo solidario,
de tu paciencia heroica,
de haberme soportado en el proceso
de ser maduro yo mismo, con fracasos.
Hoy puedo cantar, con voz de bardo,
que te tengo solo a ti.
Y más no quiero, ni falta me hace
ni requiero de aventuras,
que ya no tengo sed, ni tengo apetito,
que me basta contigo, y estoy completo.