Voy por el canal que se hace rìo,
llevo la tempestad de aquel domingo.
Dejè mis prendas en la orilla,
nadè hasta tu silencio y lo hice brisa.
No pude escuchar lo que intentabas decir,
creo que te arrebatò la noche, de tus labios:
solo un suspiro, un destello de aire por mi cuello.
De tu voz:un esbozo de ansias, un remolino,
un aspirar apenas cauto, un rasguido presuroso.
Voy, en el vaivèn de tu delirio, para que me siembres
todos los instantes inesperados, para zigzaguearte
en la piel los sabores que me queman y me cuentan
tus palabras, las que adivino en silencio.