Esperando, por mejores días, estuve toda la vida, o casi.
Tenía fe, que así seria, engaño!
Peor que nunca en este momento. De salud, no me puedo quejar, al contrario, el tiempo que tuve que estar ingresada, veces sin cuenta, en una residencia, ser operada (nueve horas) en el quirófano, de haber estado en peligro de vida, una transfusión, arrancar un diente sin anestesia, fueran años enferma. Ahora de salud todo bien gracias a Dios.
Pero otra enfermedad me ha cogido, la dureza y desprecio hacia mí, de quien nunca pensaría que lo hiciera.
Todos los días, viene algo, no directamente, por cobardía no lo hacen, pero con palabras, para que las pueda oír, soy ofendida, me llaman nombres muy feos,, inventan cosas, mentiras, sin sentido.
En mí casa se pasa todo esto, da la impresión, que quieren que sea un vegetal y hacer con mí vida lo que les da la gana.
Lo más raro, es que me conocen en profundidad y que no tengan capacidad y inteligencia, ya no hablo de sentimientos, para saber que están andando por un camino muy malo, que no separen la mentira de la verdad, un día, me meten en el corazon, otro me ignoran, o ofenden.
Me admiro, pues nunca hice nada parecido con los míos ni con los otros, levantar falsos testigos, meterme en la vida privada, levantar la voz a los mayores, dejar que gritaran en casa de ellos, por eso me duele tanto.
Es un infierno, recibir estas cosas de personas que hubiera dado mí vida por ellas.
La verdad, tiene mucha fuerza y vendrá arriba de todas las colunias, más temprano de lo que piensan, tiene que ser así, pues quiero asistir al remordimiento y arrepentimiento de lo que me están haciendo pasar.
Sé la causa, a ver vamos, el efecto que tendrá en ellos, cuando despierten de su ceguera, que les entorpece la razón.
De mi, como ser humano ya poco pueden esperar, tengo mí dignidad y hay cosas que no perdonaré.
Seguro que van a sufrir, problema de ellos, mío no es seguro. Me hicieran y están haciendo mucho mal, no merecía ser cambiada por nadie.
Me creí que tenía rosas perfumadas, no, solo espinos que me rasgan la piel y el corazon.
Adiós ternura, adiós esperanza, adiós amores, de mí alma, vos dejo en paz, me marcho a vivir en otro sitio, sola o acompañada, pero con rosas y sin espinos.
Ya he sangrado en demasía, es hora de tener paz. Así lo quisisteis así lo tenéis.
Vos dejo mí casa, pero nunca mí dignidad y verdad.