Tú mirada no fue efímera, pero tampoco persistió.
Todo comenzó con tú lúcida mirada,
ya todo comenzó y pretendo ser tú amada.
tus palabras quizás no dicen nada,
pero tú mirada envolvente insistió.
Tú mirada me cautiva en el sortilegio de tus ojos
y se derrocha en la frígida noche,
en mis sueños y en su cielo paradojo.
Recóndita tú mirada a la medianoche,
rapta la pasión de mis labios rojos.
A tú mirada sueño gustar,
deleitar tú paladar con suaves besos;
tú piel suave como el terciopelo acariciar,
tus noches desérticas desvelar
y en tú corazón habitar.