Deliciosa mujer,
mujer deliciosa,
a veces pequeña como una rosa,
a veces callada y desnuda,
parece que en mis brazos cabe tu existencia
que así voy a quedarme en tus ojos
y guardarte en el alma,
pero de pronto,
mis dedos buscan tu silueta y mi boca tus labios,
como eras entonces,
tus pechos circulan en cada deseo,
suben los latidos al amanecer de esta pasión,
te desbordo,
me contienes,
en el amor como tormenta furiosa te me has desatado:
a penas la vida me alcanza para amarte
Tú eres la sed y lo que ha de saciarla
De tu voz se me tiñen los días
las tardes que anidan en esa mirada
y tu silencio, y tu llanto, y tu olvido.
Como los campos escondidos donde corren los ríos
así están mis manos para tu piel.
Ah rumor de noches,
caracola,
crepúsculo.
Eres enredadera en mis sentimientos,
enraizada en la sangre.
Intacta.
Sutil
Las aves pican las primeras estrellas
que brillan como mi amor cuando te ama.
El viento adelgaza mis versos para tus oídos.
Ansiedad que me parte el pecho,
voy a vestirte con el vestido de mis caricias.
En ti la ilusión de cada hora.
Me has enamorado como gaviota en la arena,
yo quiero contarte tantas cosas
para que no estés triste,
celebrarte con todos los poemas de amor…
yo que estoy acorralado
entre el mar y tu presencia
sería hasta amante de tu sombra.