Insomnioptera

A la orilla del mundo

Cuando el mundo pensaba que la Tierra era plana, el mundo era muy plano ciertamente.

Y los barcos caían detrás del horizonte, y nada más había más allá.

 

Mi abuela tiene ochenta (y pocos) años, y todavía parece una gacela cuando sale al mercado a comprar la comida de la familia que hoy está con ella, mañana no sabemos, ni nos importa ahora. La miro (aunque no estoy ahí para mirarla) y en verdad no es posible admirarla menos. Va, lleva, trae, entrega, guarda, aguarda, compromete, regala... Todo el tiempo se encuentra totalmente dispuesta a darlo todo ¡Todo! hasta su último latido. A pesar de la angustia que la oprime en las noches, quizá sí, quizá no, cómo saberlo. ¿Qué es la empatía? ¿qué es? Eso sí, ella, mi abuela, es un ser extraordinariamente bello. Cuánto amor, cuánta ternura inspira en el momento mismo en que la miras. Si eso no es BELLEZA, es porque el mundo sigue siendo muy plano.

 

A ella, a mi abuela: Dolores, Lola, Nicomedes: ella, que viene con el Sol, que se entrega y se aferra con pasión a la vida, que se abraza al instante como si fuera el último ¡A ella! que no sabe leer y que nunca sabrá que está su nombre escrito en estas lineas ¡A ella! le dedico esta nota.

 

Sí, ella, que te dio de sus células para que tú vinieras

y me dieras tus células y viera

lo BELLO que es VIVIR

 

a ti, Maggie

 

TE AMO