Antes de nacer me conociste
aún no estaba en el vientre de mi madre
pero ya eras mi padre
y tu sentir en mi corazón pusiste.
En mi niñez te reconocí
y me llenaste de cuidado
pero mi corazón se volvió malvado
y rebelde me volví.
Y me fui a conocer el mundo
pero no me abandonaste
te lastimé tanto pero no me dejaste
aunque te desafié haciéndome vagabundo.
En tu amor y tu paciencia
sabías a donde llegaría
mi camino de soberbia al dolor llevaría
y perdería mi inocencia.
Y cautivo de mis pensamientos
quedé con los ojos vendados
esclavo de placeres mundanos
y extraviados mis sentimientos.
Perdido en la soledad
al dame cuenta mi caída
preferí darme a la huida
y escapar de la felicidad.
Pero fiel a lo que me prometiste
en mi peor desgracia
me cubriste con tu gracia
y “volvé a casa” dijiste.
Enviaste a tu hijo a rescatarme
y me hizo escuchar su voz
como un hermano mayor me dijo “te hablo a vos”
justo cuando la vida pensaba quitarme.
Y me dí cuenta del abismo en que estaba
y retorné ese día totalmente destrozado
herido, pero me habías perdonado
y recien sentí el dolor que te causaba.
Volví a nacer de nuevo y retomé tu camino
me devolviste mi honor y mi gloria
y comencé a caminar en la historia
que originalmente diseñaste para mi destino.
Una mañana una de mis hermanas se escapó
justo la más tierna y hermosa
causándote una sensación dolorosa
que a mi también me dolió.
Y esa tarde preguntaste
“Y quien irá,
quien por nosotros hablará
con todo mi amor respondí
“Heme aquí Señor,
envíame a mí”.
Aprendí que amar no es recibir simplemente
que el amor verdadero
cuando no hay egoísmo, es sincero
porque el amor, es para dar solamente.
Volver a nacer es volver a la libertad
es resucitar de muerte en vida
es recuperar la herencia perdida
es amar la verdad y no hacer mi voluntad.
Gracias Padre por tu amor y tu fidelidad
gracias por tu hijo que me rescató
gracias porque por mí murió
para que naciera de nuevo a la felicidad.