Luisa Arias Soto
Me han declarado la guerra mil sentimientos
Retomando la historia de mi vida y los muchos recuerdos tejidos en ella, voy caminando por las calles del desconsuelo, en un invierno de lágrimas infinitas, cruzando una tormenta, más como una batalla recién vivida para quien espera la paz entre escombros.
Me han declarado la guerra mil sentimientos, que golpean los calabozos apensumbrados de mis huesos, donde el frío los estremece y se oyen salir crujidos entre sí.
Y una bomba está latente en el pecho, esperando solamente la detonación predicha por los bandos inconfundibles que son el corazón y la razón, peleándose desde hace mucho por establecer la realidad.
Y los amores quizás que nunca existieron, van cayendo como tropas perdidas hacia la muerte inminente, se han cansado de ser visto como estampas milagrosas, como trofeos no consumados que representan más derrotas que triunfos, donde vanagloriarse es un pecado.
Son soldados que van cayendo con el tiempo a cuestas, con el reloj marcando una sentencia fúnebre, la de su propio suicidio quizás, condenados a su suerte con cadenas y mil amarras que los hunden sin sutileza alguna, entre mares de perdición y con la sangre fría como quien esperan verse arder entre las sombras.