Disfrutemos
el andar hechos trasgos
con el sexo almibarado
que nos propusimos
desde la risa tempranera.
Gocemos
estos besos, estas lenguas,
este deseo de estar en la semilla
de un día oloroso
a juergas y almendras.
Disfrutemos
hora a hora, tiempo a tiempo
esta noche; ella alimentará
nuestra encendida procaz estrella;
y levantemos el copón de libaciones;
sexo sudoroso de una fiesta tenaz y lisonjera,
desde la semilla hasta el alba...
¡El mañana quizá muera!