Vi la estrella de tus ojos,
desde el fondo de mi abismo;
disipando las tinieblas,
enseñándome caminos;
volviendo día, la noche
con la fuerza de su brillo;
mostrándome en tus pupilas,
el fulgor del paraíso...
En el medio del desierto,
hizo tu Flor estallido;
me emborrachó en su perfume,
me empapó de su rocío;
quedó grabada en mi mente,
se hizo en mi pecho latido;
y sus pétalos fragantes,
me envolvieron con su hechizo...
Desgarrándome el silencio,
con potencia de alarido,
al arribar a mi vera,
tu murmullo se hizo grito.
Y todas las melodías
de tu acento cristalino,
se volvieron serenatas,
para llegar a mi oído...
Después de mi larga noche,
en tu sonrisa el destino,
puso mil rayos de sol
apuntando al infinito;
para mostrarme la gloria,
de un universo distinto,
que alumbra nuevas auroras,
sólo si tú estás conmigo...