Mis manos recorren tu cuerpo
con dedos alfareros que modelan,
que van dejando su huella en tu piel
y se impregnan de tu aroma de mujer.
Mis manos buscan las tuyas y tejen,
formando un tapiz de yemas y dedos,
en un entramado sutil y perfecto;
mis dedos, tejedores de ternura.
Mis dedos buscan tus labios
y transitan un sendero de seda;
tú les abres la puerta y los riegas
con la tenue niebla de tu boca.
Mis dedos acarician las flores,
jardineros son del edén de la vida;
impregnan de fragancias sus yemas
para compartirlas contigo.
Mis dedos coquetean con tu pelo
y dibujan el contorno de tus labios;
en noches de estío te refrescan,
y el calor de sus versos te regalan.
Mis manos no son nada sin tus dedos,
y todo son si tú las acoges.
Mis dedos, de versos son peritos
y humildes caminantes sin camino.
26 de julio de 2011
Pau Fleta