Silencio..., silencio..., silencio... por favor.
Que nadie hable, que todos callen,
que el silencio también se oye...
y escucho con dulzura la hierba crecer.
La hierba que piso sin querer,
esa hierba verde, fresca, que al amanecer,
sus gotas de rocío me acarician los pies.
Silencio..., silencio..., silencio... por favor.
Que nadie hable, que todos callen,
que el silencio también se oye...
en la quietud de ese prado,
unos vienen, otros van, mirando...
¡sí!
Mirando por doquier, están viendo
que entre la hierba, las flores crecen también.
Amapolas, margaritas, rosas...
rosas rojas, blancas y amarillas,
esas no tienen espinas,
simplemente acarician,
son como besos, dulces besos...
dados en las mejillas.
Silencio..., silencio..., silencio... por favor.
Que nadie hable, que todos callen,
que el silencio también se oye...
y escucho con dulzura la hierba crecer.
Esa hierba que piso sin querer,
esa hierba verde, fresca, que al amanecer,
sus gotas de rocío me acarician los pies.