Ven a contemplar el sosiego estampado en el horizonte floreciente;
donde las estrellas se confiesan con la tierra y la luna es testigo de esta alborea breve.
Aproxímate, encantadora niña de mirada endeble,
extiende tus brazos hacia la noche creciente;
laberinto infinito es la desesperanza que en ti se teje.
Jocosa mi dicha latente que arropo con cada bocanada tenue
aproxímate encantadora niña,
al eco envolvente de esta noche afable;
las palabras excluyentes rebobinan y se pierden.
atesora la briza pasiva de esta liberta consiente;
ven y contempla esta noche ajena donde no existe penas perenes .