Te conocí cuando el invierno llegaba a su fin
Las aves salían de sus letargos invernales
Y La primavera fascinaba con la fragancia de sus flores
Imponente como el sol, frágil como la luna
Eclipsaste mi alma con solo una mirada,
Mirada que trastornó mi mente, transfiguró mi existencia,
Te convirtió en mi utopía más anhelada.
Aprendí a amarte desde mis quimeras,
Allí te contemplaba sin miedo al fracaso,
Avivaba mi deseo de estigmatizar tu piel
Con el fuego de mi cuerpo, la suavidad de mis caricias
Saciaba mi sed con el elixir de la pasión
Y aromatizaba mi amor, con flores de jazmín
¡Exótica flor venusina!
Estremecida por los vientos otoñales
Inundaste los atardeceres con tu aroma
Encantaste su alma con el efluvio de mi amor
Transformaste mi utopía, en una bella realidad
Tus besos, ya no eran un anhelo, me extasiaban con su ambrosía
Tu lengua húmeda recorría cada una de mis extremidades
Sentía tu calor, la excitación de tu cuerpo en cada penetración,
¡Sublime placer! Petrificaba mis sentidos,
Ajuste perfecto entre tu fuego y el aroma de mi piel
Densa y oscura, mañana de abril,
Fiel testigo de un adiós anunciado
No hubo reproches, ni caricias,
Solo miradas furtivas; envolvían nuestra tristeza
Aquel amor lleno de sortilegio, lo truncaba la distancia,
Con el tiempo lo impidieron otros labios, Lo ataron otros brazos,
En otro cuerpo te olvidabas de mí
Pronto tu universo cambió de horizonte,
Yo seguí en el mismo lugar, amándote en mis sueños,
Extrañando tu presencia, justificando tu ausencia,
Ahora te evoco en mi pasado
Como la más bella de mis reminiscencias
Y eternamente serás mi estigma de amor
Porque sé que te tuve y te perdí en el tiempo.