Hemos de pasar estos años
distanciados el uno del otro,
pero amandonos, curando los daños
y abrazando a nuestro espíritu medroso,
Mi cama implora tu presencia,
en cada álgida noche de luna,
¡Dios, por favor clemencia!
que lo amo cómo ninguna,
Mis lágrimas de mis ojos caen
danzando las noches tristes,
dejandose estrangular abrumadas
por la hendidura de mis labios carmínes,
Me acuesto de lado en la cama
tentando el colchón del lado desierto,
arrancada en dos, se siente mi alma,
al no verte ahí cuando despierto,
Te he lanzado un beso
que en el aire girando va,
danzando y girando complejo
a donde tú estás,
En un suspiro, clamo tu nombre,
evaporándose en el aire,
hasta formar una nube
guardando mis suspiros,
de todos, de nadie,
Aquélla nube soltará con afán
sus tristes lágrimas,
pero seré yo, llorando sin más,
Y sé que tú lo sabrás,
Hémos de pasar estos años,
distanciados el uno del otro,
pero amandonos, curando los daños,
y abrazando a nuestro espítritu medroso,
¡Mira al tiempo que se mece!
veintitrés meses han pasado
desde aquél entonces,
y hoy te digo, mi sol amado
¡Te amo mucho más!
¡Amor de mis amores!
En vano no ha de pasar el tiempo,
porque he nacido para el Sol,
mi alma te espera ansiosa,
y mi corazón al calor
de tu corazón acogedor,
Tres estrellas caerán del cielo
el día en que Dios los llame,
y cuando sea el momento
no querrémos que el tiempo pase,
La vida no ha de terminar
porque el cielo es a tu lado,
así que el otro cielo, al fin
y al cabo ha de esperar,
Mi sol de la mañana,
he de esperar por tí,
contígo el tiempo no pasa
por favor, espera por mí.
Por: Lucy Giraldo