Carlos Fernando

Las promesas de los enamorados

 

Si los enamorados, supieran lo que pasa

con sus promesas al pasar los años,

se asombrarían de mirar. Entre nostalgias,

y sombras y fantasmas que se asoman,

recuerdos de tiempos que no vuelven más.

 

Como decía, si supieran los enamorados

qué sucede con sus promesas de amor

que en el loco frenesí de un beso 

fluyen en ramos como rosas en botón.

Se quedarían atónitos, pasmados.

 

Pues con los años, las heridas, los

silencios, los escapes, los gritos,

los desencantos, la soledad compartida.

 

Y ese tropel de reproches que se dicen

en momentos de ira, o los que a guisa

de saldo pendiente quedaron guardados

en el corazón, asoman súbitamente a la

boca al por mayor en el peor instante,

 

Porque resulta que los dulces amantes

suelen transformarse en violentos

contrincantes al fragor de las reyertas,

cuando ya se muestran como son, sin los

ambages y recato del cortejo y se descaran.

 

Con el paso de los años, con el peso

de la edad, los achaques, sin la miel

del himeneo, no importan más los deseos

del otro al cónyuge indiferente.

 

Se lo callan con palabras. Se lo muestran

con sus actos. Los cuerpos se separan,

las almas ya ni se tocan, y ni las bocas

en un beso se provocan ni las manos se

entrelazan solo intercambian objetos,

pero del amor, no más ya hablan.

 

Amor que en otro tiempo se convirtió

en la carne y en la sangre de hijos.

Los inocentes testigos de su loca necedad.

 

Adiós a los amantes, adiós a los encuentros,

adiós a los \"te amo\" tiernos en la oscura

intimidad de un tálamo nupcial ya frío.

 

Adiós los abrazos, adiós las caricias,

adiós los desvelos, se alargan los días,

las distancias. También los anhelos se van.

  

No deja de ser triste la indiferencia

que existe en muchos viejos amantes.

Que el retrato de boda cuelgan porque

algo hay que colgar en un estante.

 

 

En el triste colofón de una sórdida

historia así, sucede que, cuando uno de

los dos muere, el cónyuge que pervive

suele hablar con el difunto en retrato

diciendo así, ¿Sabes? te extraño, ven por mí.