Van caminando las horas
y van pasando los días.
Mi corazón sólo añora
no tenerte todavía.
Mis sentimientos y sueños
se eternizan por la noche.
Mi boca guarda silencio,
pero yo grito tu nombre,
como campanas de pueblo,
que hasta los silencios rompen.
Y en mis silencios te beso
y te acaricio y te abrazo
y de esta forma compenso
no tenerte en mi regazo.
Noches de luna nueva,
sin espejismos de cielo,
sólo un camino de estrellas,
que me sirven de consuelo.
Pero sé que tú vendrás
pues me lo dijo mi río.
Cada vez más cerca estás…
yo lo sé… y me sonrío.
Bendita noche en que vengas,
sin horas y sin distancias.
Lo nuestro será una entrega
como premio a la constancia.
Ven a mí y no te demores,
que yo te daré mi vida.
Nunca habrá en el mundo un hombre
más feliz con tu venida.
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