En viejos ropajes me he cubierto
Por mi propia voluntad crucificado
En tiempo restante tan incierto
Hasta que mi labor haya completado
Cuido jardines de flores quebradizas
Y por los cuervos tan apetecidas
Ante mi, las aves negras son sumisas
Guardián ante los riesgos de la vida
He sido creado para infundir miedo
Con expresión macabra en la fachada
De las pesadillas soy un remedo
Para vivir en una soledad deseada
Hasta que germinen en esta realidad
Protejo las semillas de los sueños
Sembradas entre reinante oscuridad
Pues verlas crecer es mi único anhelo
Desprendido de la humanidad ajena
Inclusive alejado de la que es mía
Esta es mi elección, no mi condena
Apartarme del mundo en que vivía
Rasgaré este cielo lleno de sombras
Para que las flores obtengan su luz
Mis lágrimas hidratarán sus hojas
Aquellas que van cayendo de mi cruz
Cuando sean fuertes y hermosas
Abriré la puerta hacia el mundo real
Materializando esas bellas rosas
Para que mis pasos sean su altar
Pero hasta que su futuro esté cercano
Con tan solo los cuervos a mi lado
Dormiré hasta el fortuito día lejano
En que este cielo se haya aclarado
Hasta que el éter se torne en fuerza
Y al aire invada el aroma del las flores
Seré el títere con el mohín de rudeza
Inmóvil ente, displicente y sin colores.
Andrés Ruiz H.