Viajes en metro acercan la distancia,
gente que sube donde van amores,
caras de diferentes exteriores,
apatía en vagones de inconstancia.
Ojos de metro observan con constancia,
se miran unos a otros con olores,
otros devoran, besan y hay lectores,
y el oído parado, no hay substancia.
Pero el dolor que cargan, nadie sabe,
ni de la vida. Cuando cruje, llora,
y en las tormentas crueles, todos duermen.
Viajes cortos o largos, nada cabe,
siempre es la misma carga, todo ruje,
hay máscaras mañosas que comprimen.