Sufrimos con desesperación corazón,
sé, que no entiendes de razones
por ese amor que se ha marchado.
Lo adoramos con frenesí, nos abandonó,
no supo valorarnos.
¿Recuerdas el día que llegó a nuestras vidas?
Volvimos a sentir la plenitud perdida.
Entró en nuestro mundo,
encontramos una luz de tranquilidad
que convirtió está ilusión fallida en felicidad.
Mi mente y tu latir, repasan con obsesión
esos momentos de nuestras vidas;
es hoy, cuando en silencio más sufrimos,
porque nuevamente estamos en soledad,
pesa tanto olvidar que lo amamos.
Esta pasión nos quema lenta mente,
como el fuego que arde en nuestras entrañas.
Sin besarlo saboreé sus labios; más tú,
quedaste en desolación, por sentir,
que no es nuestra su alegría.
¡Sigue aquí muy dentro de ti!
Yo ahogo mi llanto tomando y tú… añorándolo.
Esté recuerdo nos daña. ¡Por qué no se va!
¡No nos deja! Todo es gris, rezo una oración
para que no nos olvide. ¿Pensará en nosotros?
Es un torrente de añoranzas,
estamos atrapados bajo la lluvia que golpea
fuertemente el alma… ¡No sé qué pensar!
Su recuerdo nos hace mal, té llena de agonía
y bien, porque alivia mi existir.
Estoy llorando, en ti se clava como aguijón
provocando dolor, porque en sus sueños
no estamos, más en sus pensamientos
nos emboca tan sólo por amistad.
Cierro mis ojos… veo su imagen la inhalo,
un sólo suspiro sale de mi ser, después,
se adhiere en tu sangrante palpitar;
y se queda en mí.
Muero, porque vive latente, no puedo arrancarlo;
dime tú, ¿qué podemos hacer? Si lo tenemos
en el alma y ella, no está dispuesta a olvidar
lo mucho que lo ama.
No fue su culpa; no sabía,
que de él… nos enamoraríamos.
Magali Aguilar Solorza
(Quiet Night)
Jueves/Agosto/13/2009 8:52 pm
Autora mexicana