Leandro Rodríguez Linárez

(Intitulado XLVIII)

Llueve a cántaros, el cielo dejó caer su embudo de llanto, hasta las sombras son náufragos reversibles, brillan aferradas a la bondad del cemento como peces fijos, en mitad de éste caos tu boca sin ti aún me besa, haces que me sienta a tu lado a pesar de no estarlo. Arden los campos de mi sangre y mi humo se posa sobre tu cabeza como una bandera de rendición a ti. Has triunfado sobre mi corazón y alma, llévate esta lluvia, llévate este incendio en mi linaje y ocupa sus lugares, aquí, forra mis huesos con tu carne definitiva, que la única distancia existente sea desde tu boca a tu vientre, en tu cuerpo, mujer.
 
LRL
 
27-7-2011