(Homenaje a Antonio Machado)
“Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.”
Lustra el betún de la ruta
la humedad de la fatiga,
en un traje que te abriga
la figura diminuta.
Muere el día que disfruta
de sus trinos y querellas.
A la luz de las estrellas,
entre canciones, dispersos,
se te disparan los versos;
caminante, son tus huellas.
Escapan viejas canciones,
que el sueño lento devora;
una muerte hasta la aurora
en un lecho de quijones.
Con la luz, las tentaciones,
detrás de ellas, ya, vendrás.
Si te vuelves o te vas,
desde el pueblo hasta el estero,
tendrás sólo un compañero;
el camino y nada más.
Sacias la sed en la jarra
cóncava, de tus dos manos;
los recipientes humanos
donde destila la parra.
Calla triste la guitarra
bajo el aliento del vino.
Un sentimiento divino
desandando aquel trayecto,
que se torna en predilecto;
caminante, no hay camino.
Te crece siempre el motivo,
viandante que desde el suelo
despliegas un nuevo vuelo,
con gran ardor volitivo.
Tomas tu bastón de olivo,
te ayudas al caminar.
Tu objetivo es desandar;
pero sin una intención,
para ti no hay dirección,
se hace camino al andar.